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lunes, 6 de febrero de 2012

EDAD IDÓNEA PARA ENSEÑAR A LEER Y ESCRIBIR

¿A qué edad se debe enseñar a leer y escribir?, esta es una pregunta a la que se ha intentando dar respuesta durante años y que hoy en día todavía es motivo de controversia.

Las dos teorías más importantes al respecto son, la biologista y la socioconstructivista.

TEORÍA BILOGISTA

La teoría biologista considera que el aprendizaje lecto-escritor debe iniciarse a partir de los 6 años de edad, momento en el que empieza la educación obligatoria.

Los defensores de esta teoría afirman que antes de esta edad no es adecuado enseñar a leer y escribir porque los niños no han alcanzado la suficiente madurez neurolingüística y motriz. Estas destrezas constituyen los prerrequisitos necesarios de dicho aprendizaje.

Su postura consiste en esperar y dejar para más tarde el ejercicio de un nuevo aprendizaje. Desean a toda costa respetar al niño, su crecimiento, su personalidad y evitar «forzarle» porque se puede generar un fuerte resentimiento hacia aprendizajes posteriores. En su opinión, si los profesores esperan, podrán disminuir las posibilidades de fracaso.

TEORÍA SOCIOCONSTRUCTIVISTA

Defiende el aprendizaje precoz de la lecto-escritura, como un medio fundamental para favorecer el desarrollo mental del niño. En el mismo sentido, el concepto de zona de desarrollo próximo, y la estrecha relación de pensamiento y lenguaje desde los primeros años de vida, apoyan la precocidad del aprendizaje.

Entre las distintas etapas de desarrollo y dominio autónomo de ciertas operaciones, existen unas zonas de desarrollo próximo, en las que el niño es capaz de realizar esas operaciones con la ayuda del adulto y con otros compañeros más aventajados, por lo que es en esa zona donde se sitúa el aprendizaje y la instrucción.

Desde la misma perspectiva, se destaca la circunstancia de que el niño de 2 a 5 años tiene ya un conjunto de conocimientos adquiridos, un desarrollo del pensamiento verbal, un entorno vital fuertemente alfabetizado y en constante contacto con la letra impresa.

Consideran que los prerrequisitos son necesarios pero no específicos del aprendizaje. La madurez no depende sólo de factores internos del alumno sino que está relacionada con las oportunidades que tiene y cómo es la intervención. Además, es importante trabajar la discriminación visual de las letras y las habilidades psicolingüísticas (comunicación oral y desarrollo de la conciencia fonológica).

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