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jueves, 26 de abril de 2012


Rebelión contra los deberes para casa.


Los padres franceses se declaran en huelga de tareas escolares contra la degradación de la escuela pública. Los expertos creen que sirven en pequeñas dosis.










Casi un tercio de los alumnos españoles de primaria dedica a hacer deberes más de dos horas diarias.


Los deberes están prohibidos en la escuela primaria francesa (de 6 a 11 años, igual que en España) desde 1956, cuando el Ministerio de Educación aprobó una circular en ese sentido. Pero los profesores siguen imponiendo a los alumnos más pequeños que realicen tareas en casa. Los deberes, argumentan, no sirven para nada, son antipedagógicos, causan tensiones en la familia obligando a los padres a ejercer de profesores, alargan innecesariamente la jornada de seis horas diarias, impiden a los niños dedicar el tiempo a la lectura, y aumentan las desigualdades entre los alumnos que pueden beneficiarse de la ayuda de su familia y los que no.


Hay un gran abanico de tareas que los profesores mandan a los estudiantes para que hagan en casa, fuera del horario lectivo —trabajos, ensayos, lectura de libros, ejercicios de matemáticas o análisis morfológicos de palabras—, y parece difícil de discutir que para adquirir cualquier habilidad sea de alguna manera beneficiosa su práctica. Pero el debate sobre si los deberes tienen más efectos positivos o negativos, sobre todo si son tantos que sobrecargan la vida del alumno, recorre desde hace años muchos sistemas educativos de todo el mundo, de Estados Unidos a España. El año pasado, el Consejo Escolar de Navarra se pronunció sobre ello a petición del Defensor del Pueblo.


 “Los niños necesitan tiempo para jugar y socializar”, señala una especialista.


 La asociación de padres española Ceapa dice que la escuela se ve obligada a sobrecargar a niños y niñas de unas tareas que, en realidad, “deberían haber trabajado en la escuela”, se quejan de que es una práctica “poco motivadora y alejada de la cultura audiovisual en la que han crecido” y que provocan desigualdades sociales: “Mientras unos padres intentan ayudar a sus hijos, otros recurren a clases particulares o academias, otros muchos no tienen ni el nivel educativo ni el dinero para poder pagar esos apoyos”.
 “Muchos psicólogos alertan del aumento del estrés de los niños con la agenda saturada”


En todo caso, el profesor Cooper no cree que la pregunta correcta que se deben hacer profesores y padres en este debate es si las tareas escolares tienen más efectos positivos o negativos: “Ambos pueden ocurrir. Para evitar los efectos negativos, debería evitarse cantidades muy grandes de deberes, pero también dar flexibilidad a los profesores para tener en cuenta las necesidades y circunstancias únicas de cada uno de sus alumnos”, añade. Recuerda, además, que más tiempo no tiene por qué ser mejor: quizá un alumno tarde mucho más en hacer los deberes porque aún lo ha aprendido bien y le está constando mucho.


En España, recordemos que casi un tercio de los alumnos de primaria excede ese tiempo de dos horas diarias que señala como límite lógico la profesora Ravitch. Además, en los últimos años muchos expertos en psicología, como la sociedad española de psiquiatria, han alertado del aumento del estrés entre unos niños cuyas agendas no dejan de crecer. Aparte del colegio, más del 90% de los alumnos españoles de enseñanza obligatoria (de 6 a 16 años) desarrolla alguna actividad extraescolar, y algo más de la mitad, dos o más a la semana.


Preguntado hace unas semanas el catedrático de Sociología de la Complutense Julio Carabaña sobre la cultura del esfuerzo, comentaba con algunos compañeros que, en realidad, en la escuela española lo que hay hoy es “una cultura del estrés”. “Cuando yo era estudiante, no me ponían deberes; ahora los alumnos están saturados”, afirmaba.



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